Poco después de aterrizar en Tánger, de mantener una conversación con Alicia Fernández, delegada en terreno de Asamblea de Cooperación por la Paz – que les ayudó a situarse en el contexto social del país – y de hacer una primera visita a la asociación Aida, el equipo compuesto por los estudiantes Uxía Pérez, Marcos Fernández y Leticia Francisco y por los voluntarios María Aneiros y Antonio Grunfeld, se dieron cuenta de inmediato que las mujeres y la situación que viven tenían que ser las protagonistas de la pieza audiovisual. “Las mujeres viven en Marruecos en una situación de completa indefensión”, explica María Aneiros a su vuelta. “La cultura patriarcal que está tan profundamente arraigada a la sociedad, se refleja en las propias leyes, dejando a las mujeres en una posición de inferioridad con respecto a los hombres”. “Por este motivo”, concluye, “el labor de las diferentes asociaciones que visitamos durante nuestro viaje a Tánger resulta tan imprescindible”.

En un artículo anterior, hicimos referencia a la situación de las madres solteras en el país y a como 100% Mamans trabaja día a día para ayudarles a mejorar la situación y también a cómo las fábricas textiles están llenas de obreras que trabajan en condiciones lamentables. Por eso, existen otras muchas asociaciones dedicadas a ayudar y a mejorar la situación de las mujeres cuyos proyectos también tuvieron la oportunidad de conocer. Es el caso de L’union d l’action fémenine (UAF), que lleva desde 1987, prácticamente desde los inicios de la cooperación en Marruecos, trabajando por los derechos de las mujeres y asesorando a las que lo necesiten en temas jurídicos como que pasos dar ante el maltrato y los trámites para solicitar un divorcio legal, etc.

En la misma línea que la organización anterior, AIDA le abrió al equipo de reporteros y reporteras las puertas de un proyecto que actualmente están llevando a cabo en la ciudad de Chefchouen, a dos horas de Tánger. Allí, un centro de escucha ofrece desde abril apoyo jurídico y psicológico a mujeres víctimas de violencia de género. Además, el proyecto tiene también una línea paralela de actuación que busca la sensibilidad de la comunidad con estos temas pues, según explica la voluntaria de AGARESO María Aneiros, a su vuelta del viaje – “Son pocas las mujeres que deciden no barrer los problemas de casa debajo de la alfombra y muchos los hombres que ejercen su falsa superioridad por la fuerza”. Por otra parte, en esta misma ciudad visitaron una cooperativa de mujeres que, tras haber sufrido malos tratos, encontraron en los telares una forma de ganar dinero para sacar adelante a sus familias.
“Pese al contexto”, recuerda Aneiros a modo de conclusión, “existen mujeres como Jadiya que, sin haber salido del país más que para algún que otro breve viaje, es un ejemplo de feminismo y de lucha activista contra el sistema impuesto. Tras un par de conversaciones con ella nos demostró que son ellas, las mujeres marroquíes, quienes tienen el poder de cambiar realmente las cosas dentro del país y que su empoderamiento debe ser el principal objetivo de la cooperación”.