La novena jornada del X Seminario de Comunicación Social y Cooperación Internacional fue compartida. Es lo que tienen los tiempos del Covid, que todas nos debemos adaptar a la “nueva realidad” de la pantalla. Ocupó las dos primeras horas Pedro Solla, representante de comunicación de Igaxes, una ONG gallega que trabaja dotando de un presente y un futuro a menores tutelados. Es un momento de mucho trabajo para su organización, pues la crisis sanitaria y económica deja en una posición todavía más vulnerable a la juventud tutelada. Esta ONG se centra en ellos, aportándoles todo lo necesario para que puedan disponer de un futuro igual al de los demás jóvenes, desde un techo hasta apoyo psicológico o compañía y comprensión.

Solla dio comienzo a su ponencia enseñando un gráfico, una rueda, una pescadilla que se muerde la cola. “No quiero ser determinista”, comentó al respecto, “pero la situación es como para serlo, pues esta imagen pasa de generación en generación”. Dividida en cuatro etapas, esta rueda representaba el “ciclo de exclusión”, el ascensor social roto, al que se enfrenta la infancia empobrecida a día de hoy. “Sin una infancia plena es difícil que los estudios se puedan terminar, rompiendo con la principal herramienta de progreso que tiene una persona”.

“Desde Igaxes aplicamos lo que dimos en llamar “Anillo de apoyo”, un modo de trabajo que radica en el acompañamiento continuado a la infancia desde todos los frentes posibles y acompañando su evolución y su crecimiento”, dijo Solla para contrarrestar lo expuesto anteriormente. En Igaxes esa es precisamente su función: el acompañamiento, la atención y el apoyo constante para dotar de un futuro a la infancia. A través de casas de acogida dan un techo a estos chavales que se quedan desamparados al no poder permanecer en sus casas o con sus familias. Actualmente, Solla comentó también que están llevando a cabo nuevas campañas (tanto de financiación como de trabajo) para poder cubrir las necesidades de más jóvenes todavía.

Poco a poco, su discurso pasó a un tono más teórico, centrándose en la comunicación organizacional de las ONG. Siempre cogiendo ejemplos de Igaxes, comentó su modo de trabajo “dignificante, de empoderamiento y de respeto máximo siempre a los menores” que salgan en las campañas que se lleven a cabo o que protagonicen noticias, videos o reportajes en general. “Bajo mi punto de vista se debe huir del tópico tremendista, casi lacrimoso, que busca crear pena y casi un diálogo catastrofista con la audiencia”. “Para respetar el enfoque de derechos la voz debe ser de las personas que intervengan en la pieza periodística”, sentenció el ponente.

Se tocaron más asuntos que la práctica comunicativa o el espíritu de la organización. La actualidad estuvo presente al comentar Solla que “la renta mínima no provoca que la gente no busque trabajo, todo lo contrario, pues el ingreso suele ir acompañado de programas de inclusión”. El ejemplo más próximo es el de Euskadi, “donde sobre el 70% de las personas en riesgo de pobreza reciben ingresos” y no por ello dejan de buscar trabajo y aprovechar esos programas de inclusión. “Muchos de los chavales que están con nosotros están en riesgo de pobreza y, con la crisis que vendrá, pasarán ese umbral hacia abajo, por lo que esta renta mínima y la inclusión son clave para ellos y su futuro”. Con reivindicaciones como esta queda claro el espíritu de Igaxes, que persigue el cambio social además de prestar ayuda en casos locales y concretos de jóvenes tutelados.

La segunda parte de la ponencia estuvo centrada en el vídeo participativo, una herramienta de la que se beneficiaron los chavales de Igaxes en su día. Sirvió esta ponencia conjunta, por tanto, para ver aplicado el video participativo con un ejemplo concreto: “A Tribo”, realizado e protagonizado por Igaxes con el apoyo de Roi Guitián, técnico de Agareso y ponente de estas segundas dos horas de charla.

Su intervención puso a trabajar al alumnado, pues nada más comenzar debieron responder a unas preguntas necesarias para el resto de la ponencia. Una vez contestadas, Guitián tomó la palabra para hablar del vídeo participativo a través del ejemplo sobre el que se trabajó, el de un proyecto en un centro de salud mental. Con esa base el ponente explicó el concepto que ocupaba su ponencia: el apellido “participativo” que le ponemos al vídeo, pues son los propios protagonistas los que lo hacen. “Debemos buscar el equilibrio entre el proceso del rodaje y el producto final, pues la clave del participativo es que las personas que lo realizan se vean involucradas y sientan suyo el proyecto, como realmente es, pues son ellos los que lo hacen”. El vídeo participativo es empoderante por naturaleza, pues es capaz de motivar a personas que no tienen objetivos en la vida dotándolos de, al menos, uno: contar una historia.

Guitián expuso en profundidad los numerosos trabajos que realizó con esta técnica y explicó cómo repercute en las personas que se involucran en el proyecto. Compartió con el alumnado sus enseñanzas y anécdotas, acercando un modo de trabajo no tan conocido como otros anteriormente comentados en otras sesiones. Siguiendo el hilo que dejó el ponente anterior, Guitián centró la parte final de su turno en comentar “A Tribo”, el proyecto realizado con Igaxes que sirvió de ejemplo junto a todos los demás.

La sesión se cerró con una motivadora reflexión del ponente, que definió al alumnado como “personas que ponéis una herramienta en las manos de otras personas, sois facilitadores que ayudáis a empoderar a muchas personas”.