La juventud en riesgo de exclusión social tiene mucho que decir y de su necesidad de ser oída surge La Tribu, un grupo de 22 adolescentes con vidas complejas que unen sus voces para contar su propia historia. De su trabajo colectivo durante siete meses nace la campaña ¿Vas a permitir que el comienzo marque nuestro destino? con la que pretenden desmentir los bulos y prejuicios que todavía pesan sobre los y las jóvenes en riesgo de exclusión social. Desde el transporte urbano y las paredes de los institutos y otros espacios públicos de Galicia y desde las redes sociales nos recuerdan que sus voces también importan y que deben ser escuchadas. |
Aitor, Alecoy, Valentina, Aroha, Gabriel, Karma, Ilias, Jordan, Jorge, Natxo, Lorena, Mariana y Chari nos piden que no juzguemos ni pongamos límites a sus vidas, que no miremos para otro lado ni dejemos que caigan. Nos proponen, simplemente, que nos demos cuenta de lo que valen y que -si es neceario- las y los ayudemos a cambiar el rumbo. ¿Vas a permitir que el comienzo marque nuestro destino? es el slogan principal de esta campaña que han definido y personalizado según los mensajes que pretenden transmitir cada uno de ellos, convirtiéndose los verdaderos agentes del cambio. |
La campaña, que se ha presentado esta mañana en Santiago de Compostela, forma parte de una intervención integral capitaneada por las ONGs gallegas Agareso e Igaxes con el apoyo de Fundación “la Caixa”. La Tribu trabaja durante 12 meses para fortalecer las capacidades de las y los jóvenes en riesgo de exclusión, tanto desde el ámbito educativo como psicosocial, y para luchar contra los estereotipos que parte de la sociedad tiene aún por ciertos, como que la juventud tutelada está en un centro de protección por hacer algo malo o que alumnado con dificultades en los estudios no tiene voluntad de aprender. Estereotipos que, cuando afectan a personas que ya parten de una situación vulnerable, pueden llegar a convertirse en un estigma muy doloroso. La Tribu quiere revertir ese estigma y mostrar las enormes capacidades de estos y estas jóvenes, su talento, su creatividad y su capacidad de esfuerzo y de análisis de la realidad.
Durante el proceso, fueron los propios adolescentes los que decidieron qué querían contar y cómo contarlo, en un taller de comunicación participativa que se extendió de enero a julio de 2021 -en plena pandemia- y del que surgieron cientos de fotografías, varias píldoras sonoras y cuatro cortometrajes que se estrenaron la pasada primavera y que ahora pueden ver libremente en internet. En ellos tratan temas como los conflictos familiares y el abandono infantil, la vida en una vivienda de acogida, el racismo que sufren las personas migrantes y el estigma que acompaña a las menores tuteladas o especialmente vulnerables. Guionizaron, protagonizaron y grabaron íntegramente sus historias, con el objetivo de demostrar y demostrarse que su mirada sobre el mundo importa, que los conflictos que les atraviesan la vida a ellos y ellas importan. «Los temas que tratamos fueron elegidos por todos los integrantes del grupo, entonces tienen una parte de cada uno de nosotros”, cuenta una de las participantes.