En la séptima sesión del Seminario de Comunicación Social y Cooperación Internacional impartido por AGARESO, la comunicación para paliar la gitanofobia y la violencia de género fueron los temas a tratar. Ambas ponencias, de dos horas cada una, estuvieron repletas de ejemplos reales que convirtieron la sesión en un entorno de reflexión y de participación dinámico.
Romana y Zaida, de la Fundación Secretariado Gitano, empezaron su ponencia con una pregunta básica: ¿Qué piensas cuando escuchas la palabra ‘gitano’? ¿Y ‘gitana’? Algunas de las palabras que surgieron fueron ‘pañuelo’, ‘comunidad’, ‘cultura’ o ‘religión’. Las ponentes explicaron cómo la asociación de conceptos no funciona igual con ‘gitano’ que con ‘gitana’. “Esa posición de superioridad de que las mujeres payas blancas estamos en total igualdad con los hombres blancos no es verdad”, señalaron.
Durante la sesión se visualizaron varios ejemplos de malas prácticas en televisión y prensa escrita que enmarcaban a la etnia gitana siempre con la misma posición y características. No obstante, también se mostraron casos de buena praxis, como la condena que recibió un vecino de Ourense a realizar un curso de Discriminación por publicar en internet mensajes de odio hacia la etnia gitana.
“La mayoría de veces cuando en los medios se afirma que una familia o una persona es gitana lo hacemos por asociación, porque relacionamos cualidades físicas con la etnia gitana. No hay ningún documento que afirme que sean gitanos”, afirmaron Romana y Zaida. No obstante, apuntaron que los periodistas no tienen que saber tratar cualquier tema, por eso resultan prácticas las guías para buenas prácticas en gitanofobia como la de la Xunta o la que realiza la Fundación Secretariado Gitano.
“Oye Romana, ¿tú cómo te diste cuenta que eras paya?”, relata anecdóticamente, “ella [la niña] se había dado cuenta que era gitana en el colegio, yo nunca me había dado cuenta de que era paya”, continuó Romana. “Al final no conocemos a la comunidad gitana. Llevamos más de 600 años en España y es la minoría de la que menos sabemos. No la estudiamos en el cole. Sabemos más de los esquimales que de los gitanos”, sentenciaron.
Tras un breve inciso, la temática de la sesión cambió y se empezó a hablar de violencia de género, de la invisibilización histórica de las mujeres y de los avances feministas que se han dado en estos últimos años. Todos estos temas fueron introducidos por Llerena Perozo, editora especialista en comunicación y género. Actualmente codirige un proyecto de ‘ecoaldea’ en el que los talleres de formación ecológica vienen vehiculados con el ‘ecofeminismo’ como eje transversal.
“En 4 años el pensamiento feminista se ha extendido por todo el planeta, sobre todo por las redes sociales y la comunicación online. En estos espacios de comunicación no cabe el texto largo, el debate sosegado, el discurso o las fuentes. Lo que nos moviliza son las dos o tres frases que sintetizan una idea global”, afirmó Perozo.
Aún así, quiso recordar la importancia de la construcción del relato, de conocer la historia y saber cuáles fueron los puntos de base para estar donde estamos ahora para no caer en la reducción de esas tres frases que nos pueden dividir, ya que hay personas que “se apropian de los significantes y les cambian el significado”.
“Yo vengo de una generación en que ser feminista se trataba de que trataran diferente, ahora lo puedes decir con orgullo”, empezó a relatar Llerena. “Cuando yo recibí acoso sexual en el trabajo cuando tenía 26 años y pensé en denunciar todo lo que recibí eran mensajes de que no debía hacerlo porque luego no me iban a contratar. No teníamos la protección jurídica y legal. Al final no denuncié. Yo dependía de ese trabajo en el que me pasé meses recibiendo violencia”.
Parte de la sesión fue de dedicada a un ejercicio que consistía en buscar información sobre mujeres que han formado parte de la historia y que raramente son conocidas, las cuales estaban anotadas en un listado que realizó la ponente. La impresión que daban todas ellas al conocer su pasado es que eran “muy modernas” para la época, con pensamientos muy actuales, y que siempre aparecían “a la sombra de un hombre”.
Para acabar la sesión Llerena compartió también algunas de las mujeres periodistas más relevantes nacidas después del 1950. Las preguntas, apreciaciones y el debate surgieron rápidamente para completar los últimos diez minutos de esta interesante sesión.