La asociación gallega de familias de acogida, Acougo, ha conmemorado el día mundial del acogimiento familiar presentando una campaña de sensibilización y una serie de cortos documentales que explican de una manera sencilla y directa este recurso de protección para la infancia en desamparo. Lo han hecho en la Xunta de Galicia, acompañadas por el director xeral de Familia, Jacobo Rey, que ha asumido, como “una apuesta de futuro y de presente”, el compromiso “especialmente urgente” de reducir las cifras de acogimiento residencial en las y los niños de menor edad.
Desde Acougo recuerdan que en Galicia hay más de 1000 menores acogidos en centros residenciales y que más de 200 de ellos tienen menos de 10 años. “Es urgente y necesario”, asegura Carmen Dorado, coordinadora de la entidad, “favorecer el acogimiento familiar y aligerar las cifras de acogimiento residencial que se están dando en nuestra comunidad”. Y, para conseguirlo, difundirán a lo largo de los próximos meses, mano a mano con la Asociación Gallega de Comunicación para el Cambio Social (Agareso), una serie de vídeos con testimonios que explican que es el acogimiento familiar, poniendo a las niñas y niños en el centro.

Los vídeos pueden consultarse en las webs y redes de ambas entidades.

Elisa, Rebeca, Juan, Natalia, Victoria, Begoña y Kike forman parte de cinco familias de acogida, cada una de ellas con sus particularidades. Madres que acogen solas, con o sin hijos biológicos previos, parejas que acogen a uno o a varios niños, en función de las necesidades de los menores y de las posibilidades de las familias que los reciben. Familias acogedoras que tejen lazos con las familias biológicas, más o menos fuertes, en cada momento. A partir de sus experiencias, Agareso elaboró una serie de materiales multimedia para explicarle a la sociedad que el acogimiento familiar es intimidad sobre la que construir amores futuros; es estabilidad psicológica, afectiva y social; es versatilidad, creatividad a la hora de imaginar familias diversas que se adaptan a crianzas diversas; es vínculo con los orígenes, al servicio de la estabilidad emocional de las crianzas; y es protección urgente, temporal o permanente, según las necesidades de las y los menores.

“El acogimiento implica plena participación en una familia”, recuerda Carmen Dorado desde Acougo, “es intimidad, acompañamiento y cariño; cuidados, alimentación y vestido; estabilidad, seguridad y educación; formación integral; cubrir las necesidades físicas, psicológicas, afectivas y sociales del/la menor; y apoyar y fomentar la relación con la familia biológica”.

Según la relación previa del/la menor con la familia, el acogimiento puede ser de hecho, en familia extensa o en familia ajena, cuando no existe parentesco previo. La convivencia puede ser plena, de fines de semana y vacaciones o de día. Y, según la temporalidad, el acogimiento puede ser de urgencia, temporal o permanente. Cada familia elige la tipología que mejor se adapte a sus posibilidades y las instituciones se encargan de reunir a las niñas o niños con las familias que mejor respondan a sus necesidades. “La clave está siempre en situar las necesidades de la o del menor en el centro”, insiste la coordinadora de Acougo, “y escoger la fórmula que mejor se le adapte”. “En el acogimiento, es la familia la que se adapta al menor y no al revés”, remata. En todo caso, al contrario que en el caso de las adopciones, en el acogimiento familiar prima el derecho de la infancia y de la adolescencia a tener contacto y a mantener los vinculos afectivos con su familia biológica, ya que se trata de una medida de apoyo y no de un relevo de su familia.

¿Qué hace falta para ser familia acogedora? Elisa, Rebeca, Juan, Natalia, Victoria, Begoña y Kike explican nos vídeos que se estrenan el próximo martes en la web y en las redes sociales de Acougo y de Agareso que lo más importante es “querer, tener voluntad de acoger y compromiso con la infancia”, en palabras de Natalia. Después, como en todas las etapas de este proceso, es preciso poner en el centro siempre el interés superior del menor y, por lo tanto, tener una cierta capacidad de adaptación, capacidad de colaboración y estabilidad emocional. “Como cuando tienes hijos biológicos”, apunta Rebeca. “Si quieres, puedes”, concluye Elisa, “sólo hay que tomar la decisión y hacerlo”.

El sistema de protección en cifras

Todas las niñas y niños deben estar debidamente protegidos y asistidos y, cuando sus padres no pueden ofrecerles ese cuidado, las instituciones deben hacerse cargo. No se trata sólo de abandono o de maltrato, sino de descuidos graves en lo relativo a la alimentación, a la higiene o a la salud o de conductas adictivas o transtornos graves que les impidan a las personas responsables el cuidado de sus hijos e hijas. Cuando un menor se encuentra en situación de desamparo en Galicia, la Xunta asume su tutela y cuidado. Y, cuando los padres, madres o tutores, no puedan cuidar de sus hijos, pueden solicitar que la Xunta asuma su guardia durante el tiempo preciso para reconducir la situación. Esa misma solicitud puede hacerla un juez. En todo caso, cuando la Xunta asume el cuidado -la guardia- de un o de una menor, tiene dos maneras de ejercerlo: mediante el acogimiento familiar y mediante el acogimiento residencial, en un centro.

Algunos de los principios que rigen el sistema del acogimiento son: dar prioridad al acogimiento familiar sobre lo residencial; evitar, en la medida del posible, la separación de hermanos; favorecer la permanencia de las y los menores en su propio ambiente, procurando que el acogimiento se produzca en la familia extensa; apoyar y fomentar las relaciones con la familia biológica, para posibilitar su reintegración; y mantener la medida por el tiempo estrictamente necesario.

En Galicia, según los datos ofrecidos por la Consellería de Política Social en sus Estadística de protección de menores, el año 2020 había 1921 menores en situación de tutela y 650 en situación de guardia. De estos 2571 menores, 1359 fueron acogidos/as por familias (1082 en extensa, dentro de su propia familia biológica, y 276 en ajena, por una familia con la que no tenían parentesco previo) y 1213 fueron acogidos en centros (218 de gestión pública y 995, de gestión privada).

La Consellería no desglosa estos datos por grupos de edad, por lo que para conocer las edades de estas/os menores hay que recurrir a las estadísticas ofrecidas por el INE en su Boletín de datos estadísticos de medidas de protección a la infancia, que no coinciden exactamente con los de la Xunta. Así, el INE cifra en 890 los menores acogidos en centros en Galicia el 2020, de los que 39 tienen menos de 3 años, 66 tienen entre 4 y 6 años, 167 tienen entre 7 y 10 años, 271 tienen entre 11 y 14 y 347 tienen entre 14 y 17. El INE cifra en 1083 los menores en acogimiento familiar en Galicia ese mismo año, 893 dentro de su propia familia biológica (en extensa) y 190, en familia ajena. De ellos, 127 tienen menos de 3 años, 101 tienen entre 4 y 6 años, 218 tienen entre 7 y 10 años, 343 tienen entre 11 y 14 y 294 tienen entre 14 y 17.

Es urgente y necesario, a la luz de las cifras ofrecidas por las propias instituciones, favorecer el acogimiento familiar y aligerar las cifras de acogimiento residencial que se están dando en nuestra comunidad y en el conjunto del Estado. Jacobo Rey indicó que, de hecho, el porcentaje de menores en acogimiento residencial es menor en Galicia que en el resto de las comunidades españolas.