Un equipo de Agareso, formado por Lorena Seijo y Xes Chapela, se desplazaron a Guatemala para conocer las radios comunitarias que están integradas dentro de la red de AMARC (Asociación Mundial de Radios Comunitarias) con el objetivo de identificar posibles proyectos en el país con los que contribuir al desarrollo de las comunidades indígenas.

Las radios comunitarias en general, pero las guatemaltecas en particular, tienen como objetivo fundacional facilitar a las comunidades una vía para expresarse, difundir su cultura y demandar sus derechos. Todas ellas están en manos de asociaciones de base que buscan el desarrollo de sus pueblos.

La particularidad de las guatemaltecas está en que se enmarcan en comunidades indígenas, con su propio idioma, cultura y cosmovisión. En Guatemala existen 24 etnias distintas, cada una con un idioma, trajes distintivos y expresiones culturales propias, pero el 95% de los medios de comunicación del país son en castellano y niegan su espacio a la población indígena, que sigue representando casi a la mitad de la población del país, unos 6 millones de personas.

Los grupos étnicos principales son Achi, Akateco, Awakateco, Chalchiteco, Ch’orti, Chuj, Itza, Ixil, Jacalteco, Kaqchikel, K’iche, Mam, Mopan, Poqomam, Poqomchi ‘, Q’anjob’al, Q’eqchi’, Sakapulteco, Sipakapense, Tektiteko, Tz’utujil, Uspanteko, Xinka y Garífuna.
Los departamentos (provincias) del país en los que la población indígena es mayoritaria son Totonicapán (98,3 %), Sololá (96,4 %), Alta Verapaz (92,9 %), Quiché (88,8 %), Chimaltenango (79 %) y Huehuetenango (65,1 %).

En este contexto, Agareso se desplazó a algunos de estos departamentos para identificar con cuales de estas emisoras comunitarias sería viable presentar un proyecto a financiación pública en España.

La primera parada fue Radio La Voz de Racantacaj, en el municipio de Nauhalá, Sololá. La Asociación Asomujerdi, integrada por 500 mujeres indígenas, es la responsable de esta emisora comunitaria que promueve los derechos de la mujer, la cultura indígena y la participación ciudadana. Esta pequeña emisora, con apenas una consola prestada, dos micrófonos y un ordenador portátil, emite todos los días de la semana programación en idioma k´iché elaborada por el equipo de voluntarias, que van desde los 8 a los 28 años. Emite de 16h a 22h, porque es el horario en el que las voluntarias no están en la escuela o en sus trabajos.

Durante nuestra estancia allí, además de llevarse a cabo una ceremonia maya de agradecimiento por nuestra visita, se realizó un programa en directo para que la comunidad fuera partícipe de nuestra presencia. Las necesidades técnicas y formativas de esta emisora son grandes, pero las voces de Racantacaj, como tuvimos la oportunidad de afirmar en antena, tiene lo más importante la motivación y la fuerza de creer que su responsabilidad es ser la voz del feminismo indígena.

En Nahualá también visitamos la emisora comunitaria Radio Peniel, integrada en su mayoría por jóvenes de la Asociación de Desarrollo Comunitario y que emite desde hace ya 25 años. Su programación se centra en cuestiones culturales, de salud y promoción del consumo de productos locales. Emiten para todo el municipio y también on line.

La tercera parada fue Radio Chuwilá en Chichicastenango, emisora que en sus 16 años de historia y junto a sus 18 voluntarios/as han promovido el uso del k´iché en la radio y el conocimiento sobre la cultura maya. Entre sus contenidos se encuentra el medio ambiente, la salud, los derechos humanos y la prevención de desastres naturales. Emiten de 6 de la mañana a 10 de la noche. Su director, María Mejía, considera importante que Agareso pueda formar a su voluntariado en técnicas periodísticas y en manejo de equipos de radio, así como en web y redes sociales. Mejía asegura que los aportes económicos de la propia comunidad son los que sostienen la emisora y que el reconocimiento viene dado por su aporte en las luchas sociales.

Nos desplazamos también a AJ TV, en Santiago Atitlán, única televisión comunitaria que forma parte de la red de AMARC. AJ TV lleva ya 10 años de emisión gracias al esfuerzo de la Asociación Activa Juvenil, integrada por jóvenes a los que les apasionaba el audiovisual, pero que sobre todo quería que, desde su comunidad, también se contaran cosas. Colaboran de forma voluntaria en este momento 15 personas.

Según su director, Juan Diego Ajtzip, la televisión se creó para “que las personas puedan verse a sí mismas, apoyar a la comunidad y tener incidencia sobre las decisiones políticas que les afectan”, ya que no se sienten representados por el resto de los medios de comunicación. Emiten gran parte de su programación en idioma Tzutujil.

Entre su parrilla hay espacios para información comunitaria, programación infantil, documentales, programación para jóvenes, educación y cultura. Además, realizan talleres en centros educativos para reforzar la lectoescritura y la expresión oral a través del periodismo.
Lo que más les interesa es poder recibir formación en periodismo, locución, edición, web y programación, y conocer experiencias de radios comunitarias en otros territorios.

Por último, nos dirigimos al municipio de Patzún, en Chimaltenango, para conocer cómo funciona Radio Sinakan promovida por la Asociación de Desarrollo Integral Kaqchikel, integrada por líderes comunitarios. El objetivo principal de la emisora es emitir en su propio idioma y promover su cultura, por lo que la mayor parte de la programación está centrada en información aportada por la Cofradía Indígena y en temáticas como la cosmovisión, la medicina natural y la música tradicional. Por problemas económicos y por falta de implicación de las personas más jóvenes ahora sólo emiten dos horas diarias, de 18h a 20h. Su principal objetivo en este momento es conseguir más voluntariado y ampliar su programación.

Durante tres días pudimos comprobar el potencial de las emisoras comunitarias y sobre todo la necesidad de colaborar con su supervivencia y fortalecimiento como forma de garantizar el derecho de los pueblos indígenas a comunicarse entre ellos y con el resto del mundo.