El sábado fue un día intenso en la expedición anual de Agareso a Tánger. La visita a la asociación 100% Mamans y a Attawassoul sumergió al equipo en la más cruda realidad del país y de las personas que trabajan para cambiarla. Con las emociones a flor de piel, el trabajo de comunicar las historias que les contaban se hacía más complicado y daba sentido a todo lo que estaban haciendo.

100% Mamans lleva 12 años trabajando con uno de los colectivos más estigmatizados de la sociedad marroquí: las madres solteras. El no reconocimiento de un hijo o hija por parte del padre biológico condena tanto a la madre como al niño o niña al repudio familiar y social. Esta asociación no solo les ofrece a las madres una guardería en la que dejar a los niños, sino que también acoge de forma temporal a las que lo necesiten, les ayudan a conseguir una formación profesional y se encargan de los asuntos legales que conlleva ser madre soltera en Marruecos. En un país en el que la ley no contempla las relaciones extramatrimoniales, la lucha de estas mujeres es continua, pues a los ojos de la sociedad son vistas, sea cual sea su historia, como prostitutas y rechazadas por ese motivo. Debido a esto y a las dificultades de realizar un aborto clandestino, muchas mujeres ven el abandono como única opción y evitar que esto suceda es el principal objetivo de 100% Mamans.

Tras pasarse toda la mañana escuchando algunas de las historias de las mujeres de 100% Mamans y sobre el trabajo de la organización, el equipo se dirigió a Attawassoul, una asociación de obreros, para hablar de las condiciones de trabajo en las fábricas de la industria textil. Jornadas de 12 horas, unas cuotas de producción demasiado elevadas, salarios de 1’30 euros la hora y una gran represión contra cualquier tipo de queja o sindicación es el resumen de una charla con un grupo de obreros y obreras de estas fábricas que producen para marcas como Mango o Zara. Además, las mujeres siguieron siendo protagonistas de la conversación, ya que constituyen una amplia mayoría de las trabajadoras de estas fábricas debido, según nos explicaron ellas mismas, a que son más fácilmente manipulables que los hombres.